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Despedimos el 2021, un año de crisis pero también de resistencia, crecimiento y acción.

Durante todo el 2021, los incendios devastaron bosques nativos a lo largo y ancho de Argentina. Este año, decenas de miles de hectáreas fueron arrasadas por las llamas: se quemaron más de 150 mil hectáreas en la zona de Delta del Paraná -el equivalente a siete veces la superficie total de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires-, y más de 30 mil hectáreas en la Patagonia durante los primeros 50 días del año. Ya el año pasado, Argentina atravesó una de las peores crisis de incendios en décadas, con más de un millón de hectáreas afectadas según datos oficiales, de las cuales el 42% corresponde a la región del Delta de Paraná (486.934 ha). Entre 1987 y 2018, el fuego afectó el 57,9% de las sierras de Córdoba, lo que comprometió más de 1,6 millones de hectáreas: es el equivalente a 28 ciudades con la extensión de Córdoba capital.



Además, a pesar de contar con una ley nacional de Presupuestos Mínimos de Protección Ambiental de los Bosques Nativos, en menos de 30 años se han deforestado más de 6,8 millones de hectáreas de bosques nativos en el territorio nacional, y aproximadamente la mitad de estas deforestaciones ocurrieron dentro del período de vigencia de la ley (2007 a 2021). Así, Argentina se encuentra en el ranking de los diez países con mayor pérdida neta de bosques en el mundo (ver Causas e Impactos de la deforestación de los bosques nativos en Argentina). No es menor considerar que, además, el 50% de la población rural del país (casi dos millones de habitantes) está directamente vinculada a los bosques y, a la vez, es en los departamentos con bosques nativos donde habita el mayor porcentaje de la población con Necesidades Básicas Insatisfechas (NBI).



Cuanto mayor sea la pérdida de bosques nativos, menor será la capacidad territorial para fijar carbono de la atmósfera. En el mes de agosto se publicó el sexto informe del IPCC (Panel Intergubernamental de Expertos en Cambio Climático de la ONU), con datos alarmantes sobre las devastadoras consecuencias del cambio climático en términos de aumentos de temperatura en la mayoría de las regiones terrestres y oceánicas, de episodios de calor extremo en la mayoría de las regiones habitadas, de precipitaciones intensas en varias regiones y de la probabilidad de sequía y de déficits de precipitación en algunas regiones, de las que ya estamos siendo testigos. El informe constata una verdad que nos acecha desde hace tiempo: La temperatura global se incrementó más rápido en los últimos 50 años que en cualquier otro período en los últimos 2000 años. Y es inequívoco que la influencia humana ha calentado la atmósfera, el océano y la tierra, con cambios que ya son irreversibles por los próximos siglos o incluso milenios.


Ya en 2019, el Informe Especial de 1.5°C, afirmaba que era probable que el calentamiento global llegara a 1,5 °C entre 2030 y 2052, si continuaba aumentando al ritmo actual. Este informe también afirmaba que ya se observaban impactos en los sistemas naturales y humanos como consecuencia del calentamiento global, y que muchos ecosistemas terrestres y oceánicos y algunos de los servicios que proveen ya estaban cambiado como consecuencia del cambio climático.

Para este nuevo informe, el IPCC generó proyecciones para tres posibles escenarios climáticos: ante cualquiera de los escenarios considerados, la temperatura global de la superficie seguirá aumentando hasta, al menos, mediados de siglo. El informe afirma que se excederá un aumento de la temperatura de 1.5° y 2° durante el transcurso de este siglo, a menos que reduzcamos, por lo menos, a cero las emisiones netas de CO2 y reduzcamos considerablemente las emisiones de otros gases de efecto invernadero durante las próximas décadas. Si continuamos emitiendo GEI al ritmo actual, la temperatura global podría aumentar hasta 3.5ºC antes de 2100.


La última vez que la temperatura de la superficie global se sostuvo en o por encima de 2.5°C que las temperaturas registradas entre 1850-1900, fue hace más de 3 millones de años. Las concentraciones de CO2 en la atmósfera nunca fueron tan altas en los últimos dos millones de años, y cada una de las últimas cuatro décadas ha sido sucesivamente más cálida que cualquier década que la precedió desde 1850.

Estos incrementos en las temperaturas, en las olas de calor extremo y en los índices de precipitaciones, y los déficits de precipitaciones, constituyen el escenario perfecto para incendios más frecuentes y más intensos, sequías prolongadas e inundaciones, que provocarán efectos cada vez más devastadores en los territorios y, especialmente, en las regiones más vulnerables y en los sectores marginales de las ciudades.


En este marco, los esfuerzos mancomunados de mitigación y adaptación que se puedan emprender desde los territorios para fortalecer la resiliencia de los ecosistemas y de las comunidades, frente a la severidad de los efectos de la crisis climática, se vuelven cruciales.

Plantar árboles nativos, si bien debe ser parte de una estrategia integral (global, y a la altura de las circunstancias) de reducción de emisiones de GEI, es una de las mejores medidas de mitigación y adaptación al cambio climático que podemos emprender.



Por un lado, para mitigar el cambio climático es fundamental reducir los niveles de GEI presentes en la atmósfera, para lo cual se debe recurrir a estrategias para capturar CO2 a través de sumideros naturales, como los bosques nativos. Un estudio realizado por Jean-Francois Bastin de la ETH-Zurich en Suiza (ver The Global Tree Restoration Potencial), ha demostrado que reforestar 0.9 billones de hectáreas de bosques (contemplando la exclusión de áreas urbanas y agroproductivas que se necesitan para sostener el desarrollo humano) podría remover de la atmósfera aproximadamente el 25% del CO2 existente, lo que equivale aproximadamente a la mitad de todo el CO2 emitido por los humanos desde 1960. Y si bien a nivel global se está contemplando la implantación de bosques de especies exóticas como sumideros de CO2, no debemos olvidar que los bosques nativos brindan otros servicios ecosistémicos fundamentales a las comunidades, entre los que se encuentran la regulación hídrica, la conservación de la biodiversidad, la conservación del suelo y de calidad del agua, la contribución a la diversificación y belleza del paisaje, y la defensa de la identidad cultural.


Por otro lado, plantar árboles es parte de una estrategia de adaptación basada en ecosistemas (AbE), es decir, que hace uso de la biodiversidad y los servicios ecosistémicos, que puede mejorar la capacidad de adaptación de los diversos sistemas a los efectos adversos del cambio climático. Así, plantar árboles nativos en las ciudades puede disminuir la temperatura entre 0.5ºC y 2.0ºC, frente a olas de calor extremas provocadas por el cambio climático (que podrían matar hasta 250.000 personas por año para 2050, según la OMS); a la vez que puede contribuir a generar importantes mejoras en la calidad del aire. Así como la restauración de manglares puede prevenir el avance del nivel del mar, reforestar las márgenes de los ríos y restaurar cuencas hídricas puede prevenir la erosión y mitigar el efecto de las inundaciones. A su vez, la plantación de árboles para sombra puede favorecer a los sistemas productivos y a las comunidades rurales frente a los aumentos de temperatura. Los árboles también tienen efectos positivos sobre la fertilidad del suelo, la cantidad de materia orgánica, el reciclaje de nutrientes, y la disminución de la evaporación del suelo.

Plantar árboles nativos sigue siendo una de las estrategias más sostenibles y económicas para mitigar el cambio climático, y también para adaptarnos a él. E, indudablemente, es un componente fundamental para transitar hacia modelos de desarrollo más regenerativos e inclusivos.

Por eso, impulsamos la campaña Semana del Árbol y la iniciativa Millón de Árboles.

Un millón de árboles nativos para regenerar nuestro país


Desde 2012, todas las últimas semanas de agosto (en conmemoración del día del árbol), cientos de instituciones y miles de personas participan de la campaña Semana del Árbol. En 2020, lanzamos la iniciativa Millón de Árboles, con el propósito de redoblar los esfuerzos realizados precedentemente, para lograr incrementar el aporte a la lucha contra la crisis ecosistémica y climática.


Millón de Árboles motiva la organización de la campaña de plantación, donación y adopción de árboles que pretende ser la más grande de Argentina, procurando la participación activa de todos los municipios, pueblos y comunas de Argentina para plantar y cuidar -en forma articulada- 1.000.000 de árboles. La campaña tiene una mirada ecosistémica que busca restablecer el vínculo de las personas con la Naturaleza, a través del acto simbólico de plantar un árbol y, más allá de las acciones masivas de plantación, donación y adopción, tiene como propósito convertir en política pública la correcta gestión del arbolado y la regeneración de ecosistemas como estrategia de largo plazo.



Para ello, busca coordinar acciones territoriales en todo el país y promover procesos participativos y solidarios, alentando a los gobiernos locales, personas y organizaciones a involucrarse activamente en la implementación de medidas de mitigación del cambio climático, la puesta en valor de las especies nativas, la restauración de áreas naturales degradadas, y la mejora en la calidad ambiental de las ciudades, para la creación y establecimiento de una nueva conciencia socio-ambiental. A su vez, es una oportunidad para crear redes y fortalecer el entramado institucional entre provincias, municipios, instituciones educativas, empresas, juntas vecinales y diferentes organizaciones públicas y privadas que tienen por objetivo crear una nueva sociedad ética y ambientalmente sostenible.


La campaña cuenta con el acompañamiento técnico de la Red de Viveros de Árboles Nativos (ReViNa), la Asociación Nacional de Arboricultura (ANA), la Red Argentina de Jardines Botánicos (RAJB) y la Red Argentina de Reservas Naturales Privadas.


Plantamos para regenerar nuestros bosques y reverdecer nuestras ciudades


Durante el transcurso del 2021 acompañamos la plantación de más de 33 mil árboles y la donación de asi 10 mil en todo el país. De esta forma, Semana del Árbol lleva ya plantados más de 550.000 árboles desde sus inicios.


Capacitarnos para construir el mundo que visionamos


Cada semana realizamos webinars con expertos en diferentes temáticas vinculadas al arbolado urbano y la regeneración de bosques nativos, para intercambiar experiencias, saberes y conocimientos, y crear redes para co-organizar las acciones de sensibilización, siembra y plantación de árboles nativos.


Desde el 2020 llevamos realizados 58 encuentros con la participación de más de 200 expertos y referentes y más de 10 mil asistentes.


Durante el 2021, no sólo creció el Ciclo de #MillóndeÁrboles, sino que surgieron dos nuevos Ciclos: el Ciclo de Biocorredores y Turismo de Cercanía y el Ciclo REVINA. ¡Revivilos en nuestro canal de Youtube!


También, desde el lanzamiento de la campaña realizamos cursos orientados a fortalecer las capacidades técnicas de funcionarios de gobiernos locales de todo el país, de los que participaron más de 130 municipios, para poner en valor la importancia ecosistémica de los árboles nativos, y promover estrategias para su correcta plantación, cuidado y conservación.


Este año, junto a la Secretaría de Ambiente y Cambio Climático de Río Negro impulsamos el curso

“Planificación del Arbolado Urbano y Espacios Verdes con Especies Nativas”, el ciclo de capacitaciones “Gestión del arbolado público y restauración con especies nativas”, en el marco del programa Plantamos por el Futuro que impulsamos junto a YPF Luz, y el curso "Espacios Verdes con plantas nativas. Iniciativas de municipios de la Patagonia y de la provincia de Buenos Aires".


Acompañamos y motivamos acciones


Este 2021 fuimos parte de historias movilizadoras, desde plantaciones en honor a desaparecidos en el marco de la campaña Plantamos Memoria, hasta de jornadas de siembra en distintas escuelas con el objetivo de educar sembradores, en el respeto y el valor por la Naturaleza. ¡Conocé algunas de las acciones!



Conocé las acciones del año a través del Mapa de plantaciones


Llevamos un registro de gran parte de las acciones de sensibilización, donación, adopción y plantación a través del Mapa de Plantaciones, una plataforma en la cual cualquier persona, institución, empresa o gobierno local puede georreferenciar las actividades, indicando la cantidad y especies de árboles o semillas. En el mapa ya se han registrado miles de acciones, ¡conocelas!


Ampliamos nuestro Vivero de Nativas para producir miles de árboles


Estamos trabajando fuertemente en el desarrollo del Vivero de Nativas de Semana del Árbol, ubicado en la localidad de Escobar, provincia de Buenos Aires, de forma de contar con miles de árboles disponibles para acciones de forestación y reforestación. Esto es posible, en gran parte, gracias al acompañamiento de empresas que nos facilitan ,en el marco de su acompañamiento a la iniciativa, donaciones de insumos y tecnología como Tetra Pak, Terra Fértil, Ford Argentina, Assurant, CEAMSE, Arrebeef, Eco Mambo, Domo Biogás, entre otras. ¡Conócelo!



Cada vez somos más


Son muchas las empresas aliadas, como HSBC, YPF Luz, Transfers, L'Oreal, McCain, Ford, Tetra Pak, Toyota, ScJohnson, Assurant, Accenture, Arrebeef, CEAMSE, Sorbed, Terrafertil y Nestlé, que están contribuyendo a regenerar la biodiversidad, donando árboles o recursos a municipios, instituciones y reservas, apoyando proyectos territoriales, financiando cursos para gobiernos locales y organizando voluntariados de plantación. ¡Conoce las acciones que estamos desarrollando junto a las empresas!


¡Gracias a tod@s por acompañarnos en este 2021 y hacer posible Semana del Árbol!

Nos esperan más desafíos en el 2022: ahí nos encontramos para seguir trabajando junt@s.








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